Bueno, Mallorca, la cafetería, ya me gustaría que fuera la isla. Si esa cafetería que los cafés de desayuno son chupitos a precio de Costa Café londinense… Y wifi lentorri.
En cada viaje que he hecho este año se ha movido el suelo que piso. A la vuelta de Lisboa también han cambiado muchas cosas en mi vida, pero tanto entrenamiento en inestabilidad empieza a dar sus frutos y me estoy adaptando. A las 7.30h hoy he bajado las escaleras de casa sonriendo porque las cosas cambian, porque eso me hace buscar nuevos proyectos y en definitiva me hace estar moviéndome y aprendiendo constantemente para ser mejor cada día.
Una amiga me dice que si fuera hombre habría conseguido más cosas en el mundo del rugby, pero yo prefiero pensar que aún no soy lo suficientemente buena y que tengo que seguir estudiando, aprendiendo y practicando para ser mejor. Y en ello estoy. Esquivando excusas para seguir avanzando.
He tenido muchos sentimientos sobre el rugby en Lisboa. Después del partido de Portugal, el equipo se quedó destrozado, sin fuerzas para entrenar y para preparar el partido. Pero en el partido de Rusia, los capitanes tiraron del partido hasta que se pusieron por encima. Es una lección de rugby que nunca olvidaré. Tampoco voy a olvidar las caras de los capitanes en la entrega de camisetas, en la charla y en el descanso. Y también recordaré las palabras de Juan Carlos sobre el amor al rugby.
Todo esto resuena en mi cabeza cuando llego a Madrid de madrugada para no perderme el partido de mi equipo que ya no es mi equipo. Hablo con los jugadores y el rugby me sigue dando cosas. Agradecidísima por todo lo que me han dado. Y sigo pensando y sacando fuerzas para mejorar y hacer mejores equipos.
Hay que ser mejor. Hay que ser mejor… es lo que sonaba en mi cabeza durante los 6 km que he corrido hoy. Allá voy!
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